Una fracción de eternidad

Una fracción de eternidad

Un mundo lleno de desigualdad, un mundo lleno de bazofia, un mundo que en su corta historia jamás ha visto tanta devastación provocada por un ingente cinismo generalizado. Eso tal vez quiera decir que el mundo se está acabando, ¿o no?, ¿o solo representa una pausa al mundo distópico en el que solíamos vivir?, ¿la actual pandemia solo ha permitido visualizar lo frágiles y estúpidos que somos? La corta eternidad, su ilusa y su privilegiada posición; quizás no le permitan ver la verdadera realidad del imperante embrollo en lo que se ha envuelto esta esferita azul en medio de la nada… En medio del vacío y la soledad cósmica. ¿Qué es esto? ¿Un delirio? ¿O solo una respuesta a sus más profundas dilaciones?

Una pequeña historia…

Los primeros pasos…

Nadie puede asegurar qué es la consciencia. Un misterio. Quizás algún día se sepa la respuesta. O quizás no, quizás el universo deba guardar sus mejores secretos, ¿no? Su primer recuerdo data del 2004, en el momento preciso en el que observaba las nubes desde el zaguán de su casa. Fue la primera vez que se dio cuenta de su existencia. Una vaga y lúdica sensación de un niño pequeño. Nada importante, un niño normal y corriente, en una ciudad corriente, en una vida corriente, en un mundo corriente. Existir, solamente. Tal vez, sea lo único que recuerda de esa época, de hecho; su segundo recuerdo data de dos años después. ¿Qué es la vida, sino un rollo fotográfico en movimiento constante e incesante?

Zona 1, Ciudad de Guatemala. Diciembre de 2019.
Zona 1, Ciudad de Guatemala. Diciembre de 2019.

El tiempo transcurre, los años apremian. Las diferencias de clases sociales se empiezan a hacer evidentes. La pobreza, el dinero, las disparidades; no es evidente, pero se nota poco a poco. Se vive como se puede. Hay una desfachatez general hacia él de sus iguales, no es su decisión; sus padres decidieron esa vida por él. La vida que ellos muchos años antes tuvieron la dicha… o desdicha de vivir; ellos solo decidieron volver a repetir el mismo ciclo.

¿Perpetuo? ¿Una lección de vida? Años después, cobrarían sentido en la mente de aquel muchacho. Esos años que convivió en esas circunstancias, le permitieron apreciar lo difícil que tiende a ser el mundo para algunas personas. Lo importante que se vuelve el dinero; no como una cuestión de ocio o poder económico, sino una cuestión de supervivencia. Una cuestión que influye si ese día habrá un plato de comida en la mesa. La desigualdad en un país, en una de las regiones con las peores condiciones de vida. Un país tercermundista… o como les gusta llamarle a los eruditos: «un país en vías de desarrollo».

La necesidad de un creador

Para cualquier persona con dos dedos de frente, es fácil asumir que tarde o temprano tendrá la incógnita por descubrir qué es el mundo, cuál es el propósito de existir y quién nos puso en este lugar de la nada. Las preguntas son amplias, las respuestas son vagas. Las miles de religiones del mundo intentan dar una perspectiva de lo que el mundo es. Pero fallan.

¿Qué es el mal? ¿Existe el bien? ¿El amor está sobrevalorado? ¿Quién hizo a los humanos? Para ese entonces las dudas eran demasiadas y las dudas no tenían solución. Siendo francos, nunca llegaron a tener solución. Pero eso liberaban su mente, su ser; saber que él no tenía que rendirle cuentas a nadie, saber que su existencia era finita y por lo tanto, necesaria de aprovechar al máximo en corto tiempo. Se dio cuenta que era eterno, que aunque su consciencia algún día dejara de existir, que aunque sus átomos se dispersaran en una nueva forma; él siempre estaría allí de alguna forma puramente filosófica y metafórica. Que era parte del universo y eso lo hacía sentir especial. Así fue como empezó el principio del fin. El principio que le dio vida a su idiosincrasia e ideología. A su ateísmo.

El amor en tiempos de…

Cualquiera diría al verte
que los catastrofistas fallaron:
no era el fin del mundo lo que venía,
eras tú.
– Elvira Sastre, Quiero hacer contigo todo lo que la poesía aún no  ha escrito.

Se le entumece la mente al recordar algunos acontecimientos, algunos duraderos, algunos cortos, algunos idílicos, algunos imaginarios. El tiempo continua de forma lineal y es imposible retroceder a los mejores momentos, ni a las personas. Entonces, quizás el olvido sea la única solución. La única respuesta.

Cada persona, cada pequeña historia, cada situación que nunca pasó, cada situación que sí pasó, solo son partes de un ciclo infinito; un ciclo que en algún punto dejó de tener sentido y solo se convirtió en una triste realidad. Y si amar es algo humano, ¿por qué duele? Tal vez nunca habrá una respuesta certera y nunca un amor real.

Un juego, sesenta y cuatro casillas.

Sus recuerdos se remontan a un lugar en el pasado. Era una tarde soleada de diciembre de un año común y corriente. La observaba en una banca. Ella. Quizás, solo representaba un ideal. Leía un libro. Horas después su equipo se enfrentaría con el equipo de ella. Un lustro después, quizás volvería a tener sentido eso. Un tiempo después volverían a coincidir. Y no pasaría nada.

El motivo claro de cómo inicia una afición es extraño. Simplemente nace y simplemente se busca ser el mejor. Durante años se preguntó las formas en las que podía mejorar. Hubo derrotas y grandes victorias. Fue una lucha continua de intentar mejorar y ser el mejor hasta que todo dejó de sentido.

Las jugadas, la concentración, el cálculo; se volvieron algo banal. Un pasatiempo de pacotilla nada más. Nunca llegó a ser tan bueno, pero tampoco fue tan malo. Un intermedio que dolía de verdad.

Nunca volvió a tener sentido, hasta septiembre de ese año. Cuando la conoció; la persona que llenaría todos sus vacíos existenciales e idílicos. No pasaría nada como siempre… Pero, al menos, pudo afirmar que lo intentó y naturalmente, fracasó. A veces, se sabe que el precipicio está a bastantes metros de distancia y de la nada… Se empieza a acelerar.

El juego nunca volvió a tener un sentido competitivo, sino un sentido de pasar el tiempo e intentar olvidar el motivo de sus desvaríos. Quizás ese sea el verdadero sentido de su vida. O quizás no. Quizás nunca se pueda encontrar un verdadero motivo.

Libros y un poco de nada

I wanted you to see what real courage is, instead of getting the idea that courage is a man with a gun in his hand. It’s when you know you’re licked before you begin but you begin anyway and you see it through no matter what. You rarely win, but sometimes you do.

Harper Lee, Matar a un ruiseñor.

Todo surgió con aquel libro, aquel libro de la portada azul. «Sal de mis sueños» de Fernando Trujillo Sanz. Conoció a gente de lo más perspicaz e interesante. Gente que le daría el sentido a sus palabras, a su forma de pensar y a su forma de ver el mundo. Las letras llenaron el inexistente matiz de su vida, llegaron para quedarse en su subconsciente.

Las palabras solo le dieron el pincelazo que necesitaba. Durante años indagó en la profundidad de varios poetas y escritores. García Márquez, Vargas Llosa, Ruiz Zafón, Saramago… Y todos complementaron algo de sus carencias.

Aunque no siguió ese camino para su vida; siempre lo admiró. Se quedó como un deseo, un deseo hecho imposible por él mismo.

Teatro Miguel Ángel Asturias. Noviembre de 2019. Charla de Tiempos Recios de Mario Vargas Llosa.

Su camino de vida

La decisión correcta, definitivamente. Los pormenores quizás desalienten un montón. El tiempo sigue. La ciencia es su sentido de ser alguien en la vida. No existen detalles de muchas cosas. No ama a nadie, no espera que alguien lo haga. El camino es solitario y así debe de ser. Todo indica que nunca nadie cambiará eso. Su operación, por cierto; se pospone hasta el final de la pandemia.

Rudik simplemente. Científico de datos. Matemático aplicado, ajedrecista y dueño de rudiks.com. Le apasionan los lenguajes de programación y las aperturas extrañas de ajedrez. A veces escribe cosas random.

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