La constante particularidad de la zozobra. El silencio amalgama la soledad de aquel sujeto. El tiempo ha dejado de poseer un sentido cronológico; para convertirse en un factor ínfimo. La noche transcurre y un nuevo día empieza. La misma rutina vuelve a comenzar. Su vida se ha convertido en un rodaje de momentos repetitivos e incesantes resultados desastrosos.
Aquella canción resuena por enésima vez y lo hace sentir como la primera vez que escuchó esa melodía años atrás.
Wio, constelaciones de gente como un planetario
Vecindarios que se ignoran en sistema dual
Parabólicos y obsesos que en la noche se sinceran y se crecen
¡Qué valientes!
Wio, antenas y pijamas – Love of Lesbian
Aunque, después de todo… Quizás todo recae a un capricho propio. A veces las ideologías merman a pensamientos obscenos y carentes de una lógica intrínseca. Todo termina convergiendo a un sin sentido y a una falacia.
¿Qué es la vida? Si después de todo, una sucesión de hechos que carecen de sentido para el universo. Probablemente la filosofía ha mermado en la inestable actitud de su persona. Pero… solo quizás. Al final, pareciera ser que los problemas comunes de las personas, simplemente se resumen a cosas banales y viciosas; a malas interpretaciones generadas por el deseo humano.
¿Qué es todo esto?
Él asegura que la respuesta nunca llegará, como un ferviente creyente de la tesis de Schopenhauer; así debe de ser. No comprende la insensatez y lógica de lo socialmente aceptado y las tendencias a las creencias de las personas. En una discusión reciente, se ha dado cuenta que quizás Spinoza realmente defendía una ideología trascendental.
La última estrofa de esa canción termina de sonar… ¿y si simplemente todo se resume a un cerebro boltzmanniano? Nunca lo sabrá.